Energías renovables disponibles para uso doméstico

Ecosegundos

Si bien hace años pensábamos que la energía renovable a nivel doméstico era algo futurista, lo cierto es que se está convirtiendo en algo muy común actualmente. Esto se debe a dos factores: por un lado, reducen la contaminación (algo crítico a nivel mundial) y, por otro lado, el uso de este tipo de energías es mucho más económica, sobre todo a nivel doméstico. Por suerte, a nivel doméstico podemos recurrir a la energía eólica o fotovoltaica para calentar nuestro hogar o producir electricidad, o bien calentar agua usando el calor del núcleo terrestre.

Por suerte, existen diferentes sistemas, por lo que se puede hacer complicado elegir. Y es que, aunque las energías renovables son ya una opción sostenible y técnicamente viable, la reducción de costes y favorecer su expansión es aún un reto a nivel doméstico.

Los diferentes tipos de energía renovable usan fuentes que no se agotan y en constante renovación como el viento, la luz solar, el agua, el calor geotérmico, las mareas o las diversas formas de biomasa para generar algún tipo de energía que podamos usar a nivel doméstico. Durante este artículo hablaremos de los usos más comunes de las energías renovables a nivel doméstico.

 

Energía solar

 

Es la más usada a nivel doméstico, además de la más desarrollada. Dentro de la energía solar podemos encontrar dos tipos diferentes: la fotovoltaica y la térmica.

 

 

Fotovoltaico para producir electricidad

 

Los paneles solares fotovoltaicos permiten transformar la radiación solar en electricidad. En
la actualidad, este tipo de sistemas permite el autoconsumo, es decir, producir la electricidad
necesaria para el óptimo funcionamiento de una vivienda. Para alcanzar el autoconsumo será
necesaria la instalación de una batería, donde se almacenará la electricidad sobrante para
usarla cuando no haya radiación solar .
Sin embargo, mucha gente no quiere alcanzar el autoconsumo, sino simplemente reducir sus
facturas de energía. Una instalación de pequeño tamaño que nos proporcione unos 3kW,
puede suponer una inversión de unos seis mil euros pero permite ahorrar aproximadamente
un 20% del coste de la factura de electricidad
.

 

 

Térmica para calentar agua

La energía solar térmica se usa para la producción de agua caliente a nivel doméstico. En
un panel solar térmico, el fluido en movimiento por el panel solar es calentado por la radiación
solar, y se puede usar para calefacción o agua caliente sanitaria.
Este tipo de sistemas no permiten el autoconsumo puesto que no se produce electricidad, pero
se pueden usar como sistemas de apoyo para ahorrar.

 

Energía eólica

 

Seguro que en algún momento de tu vida has visto los típicos molinos de viento gigantes en
una carretera. A nivel doméstico, se han desarrollado sistemas adaptados que consisten en
aerogeneradores cuya potencia va de 5 a 10 kW. De la misma manera que con la energía
solar, gracias a la minieólica podremos alcanzar el autoconsumo.
Suelen ser más eficaces con una velocidad del viento de 4 metros por segundo, aunque con
una velocidad de 2 metros por segundo ya nos servirían para generar electricidad.

 

 

Biomasa

 

La biomasa consiste en una fuente de energía basada en materia orgánica que procede de
deshechos de agricultura (cáscara de frutos secos, huesos de aceituna o de melocotón, restos
de poda de vides, etc.) y también madera, pellets e incluso serrín.
Es una de las fuentes de energía más económicas para calefacción en comparación con otros
combustibles como el gasoil o el gas natural. Además es más sostenible, puesto que produce
menos emisiones de gases de efecto invernadero.

 

Aerotermia y geotermia

 

Ambos sistemas usan bombas de calor para funcionar, por lo que sí consumen energía. Sin
embargo, como aprovechan fuentes renovables como el calor del aire o el núcleo terrestre, se
consideran sistemas de energía renovable. Su alto rendimiento (capaz de generar hasta 4
veces la energía que consumen) y el hecho de que se basen en fuentes renovables, hace que
consuman un 70% menos que otros sistemas convencionales.
La aerotermia y la geotermia utilizan bombas de calor que captan calor del aire, en el primer
caso, y del subsuelo, en el segundo, para calentar o enfriar agua.
En el caso de la geotermia, es necesario realizar excavaciones en el suelo para alcanzar
suficiente calor del núcleo. Generalmente, a nivel doméstico vale con unos 15 metros.